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Reglas de Comportamiento Generales

Estas reglas son de aplicación en todos los tipos de emboscadas y en cualquier tipo de distribución de personal durante la fase de ejecución.

Antes de abrir fuego, todo el personal atacante, debe procurarse una buena cobertura cercana a la cual desplazarse inmediatamente en caso de que el enemigo responda. 

Abrir fuego inclinado detrás de un árbol o arrodillado tras un cambio de rasante aseguran que, de ser necesario, se podría pasar a una posición cubierta en fracciones de segundo. Si se diera el caso de que un “soldado” no encontrara una cobertura adecuada antes de comenzar a disparar deberá comunicarlo al líder y, si cuando comience el tiroteo aún no está cubierto, debe limitarse a abrir fuego en defensa propia para no atraer sobre sí los disparos del enemigo.
Es interesante el uso de minas Claymore. Ya sean accionadas por cable como por control remoto.
Es prácticamente imposible asignar blancos a cada soldado de los que participan en una emboscada, no es posible hacerlo con precisión durante la etapa de planificación y mucho menos cuando el ataque se está realizando. Por lo tanto se instruirá a los soldados para que empleen ráfagas automáticas apuntando ligeramente a cada blanco abatible.
La distancia de seguridad en combate es de 5 a 10 metros entre miembros del mismo pelotón, si por motivos de la misión fuera necesario posicionar a los soldados en distancias superiores a 10 metros se debe separar al pelotón en binomios que operen dentro del contacto visual de, al menos, otro binomio del pelotón.

Lo ideal es crear binomios con un especialista y un fusilero, de esa forma se evita que el enemigo pueda abatir a dos especialistas en una misma acción.
Los especialistas ametralladores saben que para sacar el máximo rendimiento a su réplica deben abrir fuego cuando el enemigo se encuentra enfilado. 

Los líderes deben facilitarles a los ametralladores la posibilidad de apostarse de modo que la trayectoria de sus disparos coincida con la dirección en la que se mueve el enemigo o tan cerca de ella como sea posible.
Hasta que el líder de pelotón no de la orden de abrir fuego nadie disparará, excepto en defensa propia y solo tras haber recibido disparos del enemigo. 

Si el enemigo descubriera al grupo de emboscada antes de haber penetrado en la zona mortal significará que algo falló durante la etapa de distribución del personal. El líder es el responsable de esa y todas las etapas que conforman la operación. 

La orden más probable (que no la única) que puede dar el líder en ese momento es el de abortar la operación y retirarse como sea posible hasta un punto de encuentro intermedio o hasta una zona segura.
El lider puede dar la orden de abrir fuego verbalmente a todos los miembros de su pelotón, aunque lo más normal es que se acuerde previamente una señal clara y única para empezar a abrir fuego y una condición para detenerse.

Por ejemplo: la detonación de una mina, una larga ráfaga de ametralladora, etc. suelen servir de orden de abrir fuego debido a que son suficientemente claras y difíciles de malinterpretar. El hecho de no ver más enemigos en condiciones de combatir dentro de la zona mortal suele servir como señal para dejar de disparar y se tomará como tal a menos de que se especifique otra cosa de antemano.
Si el líder diera la orden de dejar de disparar, ésta no debe cumplirse en aquellos casos en los que la “vida” de un soldado aliado corriera peligro inminente. 

El líder puede ordenar el cese el fuego, ya que desde su posición no es capaz de observar movimiento enemigo alguno y economizar munición es una prioridad, pero si tras la orden algún miembro de su pelotón identificara una amenaza debe reportarla de inmediato y abrir fuego solo si representa un peligro inminente.

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